“Los pueblos vienen y me piden mi plaza mayor…” ¿Suya? ¿Firmó la compra en la notaría de la fantasía?
viernes, 5 diciembre, 2025
Cusco cultural, Cusco majestuoso . Que hermoso ha sido verte llena de tu gente: música, trajes, risas, abrazos… hasta que volvió a aparecer el “Toma-kuy” y más ratito el «saqma…nakuy». El pichiraymi de siempre, donde la costumbre se confunde con celebración, y la celebración en descontrol.
Y en medio del caos, nuestro alcalde, burgomaestre interino de nuestra tolerancia, contando su drama: que esperó dos horas en el izamiento, que se retiró ofendido, que el sereno le avisó que estaban “livando”.
Luego, muy orondo, suelta: “Los pueblos vienen y me piden mi plaza mayor…” ¿Suya? ¿Firmó la compra en la notaría de la fantasía? ¿La guarda en su caja chica?
En fin, ¿Qué se puede esperar de álguien que insiste en emular a Daniel Estrada con una pasarela de monumentos? Pero para imitar a Estrada hay que entenderlo. Él amó tanto nuestra cultura que su objetivo fue devolverle el orgullo a un Cusco ajeno a su historia, construir unidad desde las infancias, levantar la mirada colectiva.
Nuestro alcalde, en cambio, apenas devuelve vergüenza ajena.
Saltaperico profesional, ya desertó del movimiento que lo llevó al cargo, ese que probablemente ganó con los votos de muchas familias provincianas migrantes, a las que hoy les dice vayan a festejar a su pueblo, quienes ilusas creyeron en su palabra. Y, para completar sus cantifladas, hasta las “acuñadas” se le han pegado.
Pero la cosa no termina ahí.
En Inka Visión, un periodista suelta «risitas» mientras un oyente llama para declarar con un total desparpajo, que las hualias “no son estéticas”, que “cada uno haga sus costumbres en su sitio” y que la plaza, donde murió Túpac Amaru, nada menos, no debería “ensuciarse” con “esas payasadas”.
Racismo en vivo, disfrazado de opinión.
Y a la risa, claro, no le faltó eco y palmas de una foca y tantas otras en redes.
Ese es el famoso cusqueño misti ahora conocido como polo blanco, que solo recupera su identidad una vez al año, cada 24 de junio, cuando se viste de provinciano por un día para sentir que todavía pertenece a algo.
Y luego, al día siguiente, vuelve a su actitud de burla, sorna. Experto en despreciar a su propio pueblo.
Cusco merece celebrar su identidad en la plaza de armas, claro que si. En tosdas y con todas sus provincias. Lo que no merece es que la plaza de armas, ni ninguna otra se convierta en baño portátil, ring etílico o escenario para autoridades infladas, periodistas risueños y oyentes llenos de prejuicios que creen decidir qué cultura vale y cuál no.
El Cusco profundo sigue ahí.
Solo falta que algunos aprendan a mirarlo sin burla, sin miedo… y, sobre todo, sin ignorancia.
Recordatorio básico:
Cusco tiene 13 provincias. Cusqueños somos todos. El día que esta verdad deje de sonar ofensiva para algunos oídos, seremos invencibles.
Escribe: Luz Abarca












