Con derecho a participar, pero no a ser elegidos
martes, 28 octubre, 2014
Una vez más ha quedado demostrado que nuestros hermanos de comunidades nativas y campesinas solo tienen derecho a participar en política, pero no a ser elegidos. Aunque parezca increíble, ninguno de los cuatro cupos nativos cusqueños fue cubierto por candidatos de pueblos originarios que, con justa razón y aspiración, participaron en las elecciones del pasado 5 de octubre.
El error no nace de un problema de interpretación y aplicación de la norma electoral por parte de los actuales representantes de los jurados electorales especiales, el error nace de la propia ley electoral y de quienes la hicieron porque solo exigen una cuota nativa de un 15% para la inscripción de listas y no para la composición del Consejo Regional, que debería verse reflejado con ese porcentaje reivindicado.
Pero ¿qué dice la norma electoral? Señala que las cuotas son mecanismos de promoción electoral que favorecen la representación de grupos sociales históricamente excluidos en el Perú, promoviendo así la igualdad. El estado ha fijado porcentajes mínimos de representación de dichos colectivos a efectos de que las organizaciones políticas los incluyan en sus listas de candidatos.
En el caso de la cuota nativa es del 15% para el Gobierno Regional del Cusco, a fin de promover la participación electoral de representantes de comunidades nativas, comunidades campesinas y pueblos originarios en las zonas que determine el Jurado Nacional de Elecciones. En nuestro caso, correspondía un cupo a las provincias de La Convención, Chumbivilcas, Quispicanchi y Paucartambo.
Más responsables
Además del error de exclusión que nace de la propia ley electoral, considero que quienes también tienen responsabilidad en este lamentable acto de discriminación de los candidatos de la cuota nativa, son los dirigentes de las organizaciones políticas que sin criterio alguno colocan de “relleno” a los candidatos nativos en las listas inscritas ante el JNE.
Si en verdad fueran inclusivos y no discriminadores, los dirigentes de las fuerzas políticas cusqueñas habrían puesto a los candidatos nativos en la cabeza de las listas, pero como quiera que se trata de cumplir una cuota, son puestos de “relleno”, sin considerar que se tratan de representantes de sus pueblos que muy bien pueden realizar labores de legislación en función a las reales necesidades de sus pueblos originarios.
Si ejemplificamos el análisis hecho, vemos que en el caso de la provincia de Chumbivilcas el primer cupo de consejero regional le corresponde a la organización política Tierra y Libertad, por ser la primera fuerza política en conseguir mayor votación para consejero regional. Fue designado Walter Silva por ser cabeza de lista, pero si el candidato nativo Marco Huamaní habría sido inscrito como cabeza de lista, él sería el representante chumbivilcano ante el Consejo Regional por este partido político.
En el caso del segundo cupo para la provincia de Chumbivilcas, por cifra repartidora, le corresponde al Movimiento Regional Tawantinsuyo. El JEE-Cusco proclamó como ganador al candidato urbano Jaime Gamarra por ser cabeza de lista y no al ciudadano que legítimamente representa la cuota nativa, Fernando Mío.
Frente a estas graves contradicciones, que atentan los legítimos derechos políticos de las poblaciones originarias, corresponde al JNE modificar con urgencia la norma a fin de hacer más representativa la elección de autoridades, considerando que si en una provincia hay dos cupos para consejeros, el primer o segundo tiene que ser cubierto necesariamente por un candidato nativo, sin considerar su ubicación en la lista regional inscrita.
A todas luces es injusta y atentatoria la forma cómo se excluyen candidatos de diversos pueblos originarios, jugando incluso con sus expectativas políticas de ser representantes y voceros de aquellos pueblos olvidados. Eliminemos estas barreras y no juguemos con ellos que bien podrían levantarse para denunciar que siempre son utilizados y marginados.
Carlos Carrillo Berveño