Gustavo Faverón sobre Keiko: “Su cerebro está enterrado en una celda de la Base Naval del Callao”

Keiko Fujimori declara que Mario Vargas Llosa debió asumir de otra manera «su papel de garante» de este gobierno y que cuando habla del fujimorismo «debería dejar de guiarse por sus odios». Esto último es lo mismo de siempre: es el guión que Vladimiro Montesinos escribió para que Alberto Fujimori lo repitiera cada vez que debía referirse a Vargas Llosa.

Es el mismo guión que Montesinos le dio al payaso de Raúl Romero para que escribiera canciones contra Vargas Llosa hace dos décadas. Keiko y su hermano y los demás fujimoristas no han podido cambiarle una letra a ese guión en todos estos años porque no tienen la capacidad intelectual para hacerlo: su cerebro está enterrado en una celda de la Base Naval del Callao y su corazón está sumergido en otra cárcel, más cómoda, pero cárcel al fin. Eso es real y es simbólico a la vez, porque tanto el cerebro como el corazón del fujimorismo son criminales. Lo otro, eso de que Vargas Llosa es «garante» de este gobierno es una estupidez tan gigantesca que uno no sabe por dónde empezar a responderla.

Este gobierno no es producto de un acuerdo de guerra o de un pacto limítrofe o de un cese al fuego: es producto de una elección democrática. En el curso de esa elección Vargas Llosa firmó una carta pública en la que expresaba su apoyo a la candidatura de Humala y le recordaba que ese apoyo no era gratuito sino que lo brindaba para que no regresara al Perú la dictadura fujimorista y, por tanto, era a cambio de que tampoco Humala nos llevara a una dictadura.

Yo puedo decirlo con conocimiento de causa porque yo fui uno de los autores de esa carta. Nadie se comprometió en ella a ser «garante» de nada porque no había nada que nadie estuviera en condiciones de garantizar y porque ninguno de los cientos de firmantes ostentaba poder político alguno sobre nadie.
La idea de que un gobierno democráticamente electo necesita «garantes» es una imbecilidad que solo cabe en el cerebro de un fujimorista, es decir, de alguien que no tiene ni la menor noción de qué cosa es una democracia.

Lo alucinante es que la prensa reproduce las declaraciones de Keiko Fujimori sin formularle la pregunta más obvia: ¿qué diablos quiere decir cuando dice que Vargas Llosa es un «garante» del gobierno? Nada. La prensa simplemente reproduce las tonterías del fujimorismo como si significaran algo, con lo cual se convierte en la perfecta caja de resonancia de una campaña destinada a regresar al Perú al día anterior a la Marcha de los Cuatro Suyos, al sometimiento de todos los poderes del estado a la voluntad de una mafia criminal. Es un papel increíblemente triste y vergonzoso, en el que se confunden la idiotez y la maldad.

Escribe: Gustavo Faverón Patriau