Irresponsabilidad
sábado, 16 enero, 2016En días pasados, la agrupación política Patria Roja publicó un aviso en un diario de circulación nacional. Después de algunas disquisiciones, comunicó al país lo siguiente: Patria Roja no respalda, no apoya, no promueve candidatura alguna, ni para la presidencia de la República ni para el Parlamento Nacional.
Sin duda, que Patria Roja apoye o deje de apoyar a algún partido no representa, en términos de votación, mayor cosa. PR ya no tiene la influencia que tenía en los años 80 y 85, e incluso 90, cuando puso a varios de sus militantes en el Congreso de la República. Rolando Breña, César Barrera, Ludovico, Tany Valer y otros eran nombres recurrentes en el Legislativo, gracias a su fuerte presencia en el SUTE y en las universidades.
En los procesos electorales posfujimori, Patria Roja prácticamente ha desaparecido. En las tres o cuatro últimas elecciones generales, no ha colocado ni un solo representante. Por eso, electoralmente PR no existe. Pero, simbólicamente, su apoyo puede ser muy valioso.
Es cierto que el Frente Amplio no es la reencarnación de la querida Izquierda Unida, pero es el proyecto que más se le parece. Verónika Mendoza está lejos de ser la conductora que los socialistas queremos, pero es la única cuyo discurso se aproxima a las posiciones de izquierda.
En estas condiciones, cuando la arremetida de la derecha corrupta y prepotente es brutal e inmisericorde, tal vez apoyar al Frente Amplio y votar por Verónika Mendoza sea la única posibilidad que nos queda a quienes levantamos las banderas progresistas.
Elegir a un candidato del Frente Amplio para el Congreso puede representar quitar un escaño a algún representante de las organizaciones mafiosas que se presentan con el disfraz de los partidos políticos. Votar por Verónika Mendoza puede hacerles ver a los corruptos de la derecha económica y política que en el Perú todavía habemos electores que no creemos que las elecciones sean una extensión de sus negocios.
Por eso, creo que la actitud de Patria Roja no solo es irresponsable, sino sobre todo lamentable y reveladora de una decadencia absoluta.
Alberto García Campana