Observaciones, contradicciones y cabos sueltos en el reportaje de Punto Final

miércoles, 11 noviembre, 2015

 

El pasado fin de semana, el programa dominical Punto Final de Latina difundió un reportaje periodístico sobre el sonado caso de Madeleine Lazo, una joven universitaria que fue cruentamente asesinada a fines de febrero del 2012. A raíz de este crimen, su ex enamorado Anthony Gabriel Unda se encuentra internado en el penal de Quencoro y sentenciado en doble instancia a 15 años.

Latina y Punto Final presentaron a otro como el verdadero asesino de la bella Madeleine Lazo. Sostiene el informe que se trata de un ciudadano de nombre Abel Choque Quispe, osado delincuente que también se encuentra en el penal de Quencoro por otros delitos (robo agravado y violación sexual) y condenado a 15 años.

Sin embargo, el reportaje del periodista Fabricio Escajadillo deja sueltos muchos cabos y evidencia una serie de contradicciones y observaciones, que generan duda de la certeza del informe.

Para evidenciar las contradicciones y cabos sueltos, rescatamos algunos fragmentos del reportaje de Latina, ligero y a la vez protector. Ligero, porque deja tantos cabos sueltos y protector porque no es capaz de cuestionar e investigar a un delincuente que se atribuye la comisión de tan execrable ilícito penal.

Primera observación

¿Será cierto que un delincuente no tenga ni idea cuándo asesinó a una persona? Esto ocurre con Abel Choque Quispe. Este sujeto, condenado por delitos de violación sexual y robo agravado, no sabe ni el año que asesinó a la joven universitaria de la Andina. ¿Quién lo asiste? El periodista.

 

Segunda observación.

Tan buena gente es el hombre de prensa, con un delincuente, que vuelve a asistirle con otra pregunta: ¿Antonhy tiene algo que ver con esto? Evidentemente el sujeto que se arroga el delito, exculpa a quien fue encontrado responsable por el Poder Judicial en primera y segunda instancia.

 

Tercera observación y contradicción.

Increíblemente, el reportero sigue siendo tan benevolente con el delincuente y vuelve a lanzarle otra pregunta inducida: ¿Incluso ella (Madeleine) te dejó un arañón, tengo entendido? En esta pregunta, al reportero le sale el «tiro por la culata», toda vez que el delincuente tampoco sabe que Madeleine le dejó un arañón mientras se defendía de su agresor. ¿Quién le recuerda el detalle? El periodista.

Como también habrá quedado advertido, esta contradicción se agudiza cuando el delincuente no sabe si recibió un arañón en el cuerpo, sin embargo en la carta que remite días antes al Fiscal de la Nación, pidiendo ser procesado por la muerte de la joven, sí apunta que recibió un arañón en el brazo. ¿Qué pasó? ¿Se olvidó? ¿Estaba ebrio cuando escribió la carta?

Cuarta observación y contradicción

Del propio reportaje periodístico se desprenden dos versiones del momento y circunstancias en que Abel Choque Quispe confiesa, supuestamente, el delito. Mientras el delincuente asegura que fue un día en que vio a Antonhy Unda y su padre dentro del penal; el padre de Antonhy refiere que previa a la confesión hasta en dos oportunidades encaró e imploró al delincuente.

Sin duda nada consistente. No genera convicción posiciones tan divergentes, mas aun si el padre de Antonhy, que esperaba la confesión de Abel Choque, cuestiona a éste en su tercer encuentro y le responde sorprendido ¿por qué?, ante la pregunta de Abel Choque:  ¿Cómo está el caso de su hijo?

Se supone que Frider Unda, padre de Antonhy, ya no estaba para cuestionar sorprendido a Abel Choque, sino para recibir jolgorioso la confesión del crimen. Evidentemente, nos encontramos ante relatos contradictorios, como cuando Abel Choque refiere que solo les conocía de vista.

Más contradicciones

Apenas se descubrió el crimen, Anthony Unda señaló en su defensa que un grupo de delincuentes llegó en un vehículo, los asaltaron y raptaron a Madeleine. Sin embargo el cuerpo de la joven universitaria fue encontrado muerto en la misma calle, debajo de una canaleta. No había sido secuestrada ni raptada. Tampoco les sustrajeron bienes de valor.

Ahora, con el reportaje de Latina, resulta que Abel Choque arremetió y mató a Madeleine en el lugar donde supuestamente fueron asaltados. Nada de lo que ahora describe Punto Final describió Anthony Unda, siendo él el testigo presencial de todo lo ocurrido esa trágica noche.

Con este informe, tampoco cuadra en qué momento Madeleine fue dopada, o mejor dicho en qué momento Abel Choque le suministra benzodiacepina. Parece que el delincuente entrevistado no tiene ni idea de este pequeño gran detalle.

Como tampoco tiene idea ni recuerda los apellidos de las personas que, supuestamente, lo acompañaron esa noche de febrero del 2012. No recuerda, increíblemente, un solo apellido de sus acompañantes ni de las personas de su entorno con quienes previamente estaba en una yunzada. Pero sí recuerda, en su declaración testimonial ante el fiscal, la dirección, la callecita, la canaleta y hasta el templo de Los Mormones, como referencia.

Refiere además Abel Choque que no ultrajó a Madeleine, pero contradictoriamente la joven fue encontrada severamente afectada en su indemnidad sexual.

Son, entonces, contradicciones que traen abajo este reportaje periodístico de Latina, nada convincente y ligero porque el reportero tampoco es capaz de titular y mencionar correctamente el apellido de la familia Unda.

Sus incoherencias, advertidas por este medio, seguramente denominado como parte de la hambrienta prensa cusqueña, solo buscan poner en evidencia la ligereza del informe y el interés supuesto de querer exculpar a alguien e inculpar a un delincuente que nada tiene que perder, debido a que ya tiene una sentencia de 15 años.

 

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