Paros de transportistas o como la alianza mafiosa se dispara en los pies

En la mayoría de casos se disparan en el pie quienes prefieren ir presos a perder la vida en el frente de batalla. No es el caso de la alianza mafiosa que nos gobierna, que se ha disparado no en uno sino en ambos pies cuando sentía que casi tenía ganada la batalla para quedarse hasta el 2026 y más.

La alianza mafiosa, envalentonada seguramente por la pasividad de la población y la debilidad de los gremios que tradicionalmente lideraban las protestas, como la CGTP y otros similares, decidieron blindarse con leyes a su medida para seguir cometiendo toda clase de tropelías sin temor a dar con sus huesos en la cárcel.

Las leyes y reformas que los favorecen, sin embargo, como la de crimen organizado o la que hace a un lado al ministerio público en la investigación de los delitos, les han caído como anillo al dedo a las bandas criminales dedicadas a la extorsión, el sicariato y toda clase de crímenes.

El resultado de esta ola delincuencial y de asesinatos es que los sectores que antes boicoteaban las protestas contra los gobiernos, transportistas principalmente pero también comerciantes y empresarios de emporios como Gamarra, son los que ahora lideran la lucha contra el gobierno de Boluarte y sus aliados en el congreso y los han colocado contra la pared.

Un gobierno y un congreso que tienen la aprobación de solo 4 de cada 100 peruanos son muy débiles por definición. Los paros de transportistas pueden ser el empujón que los haga caer. Eso le ocurrió al gobierno de Salvador Allende en Chile, pero allí los hilos de la paralización del transporte los manejaron los grandes empresarios e incluso la CIA. En Perú, en cambio, es la propia alianza mafiosa, con su ineptitud, prepotencia y ambición desmedida, la que está clavando solita su propia tumba.

por. Luis Nieto Degregori