La campaña de Verónika Mendoza ha sido heroica, limpia y decente

lunes, 11 abril, 2016

La campaña de Verónika Mendoza ha sido heroica, limpia y decente

NO ES UNA DERROTA

Heroica. Así puede calificarse, sin caer en el exceso, la campaña desarrollada por Verónika Mendoza y el Frente Amplio en la primera vuelta del reciente proceso electoral. Heroica, limpia y decente. Sin duda, muchos hubiéramos querido ver a nuestra paisana disputando la segunda vuelta, e incluso ganando la primera vuelta. Pero eso era imposible. Todo en contra y nada a favor. En ese fangoso terreno se movió la Vero desde el día en que inscribió su candidatura presidencial, pues tuvo como competidores a jumentos cargados de plata, a alimañas respaldadas por el oro.

En esas condiciones, alcanzar un decoroso tercer lugar y haber acumulado cerca del 20% de la votación total nacional, no puede considerarse de ninguna manera como una derrota. La Vero no ha perdido esta batalla, y por el contrario se ha levantado como la vencedora moral de una contienda en la que hasta los organismos electorales se pusieron del lado de los adversarios.

Fue, sencillamente, brutal la campaña desatada contra el Frente Amplio y su candidata presidencial. Los verdaderos dueños del Perú lanzaron a sus mastines para que a diario mordieran a la postulante izquierdista. Desde los medios de comunicación y desde las redes sociales vomitaron los peores agravios y destilaron los más nauseabundos ataques.
Pero la Vero siguió firme, hasta el final, apoyada por los pobres que somos la mayoría del Perú. Faltó poco, muy poco, y quizás esos votos que faltaron para pasar a la segunda vuelta fueron escandalosamente hurtados para beneficiar a los candidatos de la derecha prepotente y abusiva.

Pero, al fin de la batalla, no ha muerto la combatiente. Los resultados de las recientes elecciones presidenciales han demostrado que hay gente con la moral subastada, votantes que le ponen precio a su cédula, electores que venden su voto o que lo entregan a cambio de un polo o de un kilo de arroz. Y si no ¿alguien puede explicar qué méritos tiene el hijo del recluso para haber obtenido más de medio millón de votos? ¿Puede ese analfabeto exhibir algo que haya hecho en todos los años que vive en el Congreso, sin trabajar, con el dinero que le pagamos todos los contribuyentes?
Los del sur, los andinos, nunca votaríamos por un especímen como ése, pero los limeños lo han hecho, y de manera abrumadora. Esa es la diferencia entre cusqueños y limeños. Esa es la pequeña diferencia moral. Y por eso, nosotros los cusqueños podemos caminar con la frente en alto.

Escribe: Alberto García Campana.

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