Los «soterradores» de nuestro patrimonio

martes, 9 septiembre, 2014

Los «soterradores» de nuestro patrimonio

Si bien muchas personas se han pronunciado a favor de soterrar nuestro patrimonio cultural y arqueológico descubierto en la calle Mantas, todas ellas representadas por el director del Ministerio de Cultura Cusco, Ricardo Ruiz Caro, y el alcalde de la Municipalidad Provincial del Cusco, Luis Florez García; hay numerosos conceptos normativos y posiciones técnico-profesionales que defienden la puesta en valor del vestigio arqueológico que los cusqueños heredamos de nuestros antepasados.

Dentro de la defensa normativa de la puesta en valor del hallazgo cultural, la propia Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación 28296, prescribe en su artículo IV que es de «interés social y de necesidad pública la identificación, registro, inventario, declaración, protección, restauración, investigación, conservación, puesta en valor y difusión del Patrimonio Cultural de la Nación y su restitución en los casos pertinentes».

En ninguna parte de la Ley en mención se hace referencia a que la autoridad competente deberá soterrar lo descubierto, por el contrario se dictan instrucciones precisas para poner en valor lo evidenciado, incluso sin considerar si lo descubierto se encuentra en propiedad pública o privada. Es así que la Ley Marco de Defensa de nuestro Patrimonio, sostiene además que el «ocultamiento de los bienes integrantes del patrimonio cultural de la nación constituyen ilícitos penales», siendo responsables las autoridades municipales, regionales y/o las del ente cultural las que promuevan este acto.

Pero allí no queda el sustento normativo de la puesta en valor de un bien integrante del patrimonio cultural de la nación, la Ley 28296 advierte que si una edificación se ha hecho sobre un bien prehispánico, el Estado está en la potestad de expropiar dicho inmueble a fin de impulsar su conservación y restauración. En el caso de la calle Mantas, seguramente ni se atreverían a pronunciar la palabra expropiación, principalmente por los negocios constituidos.

Y la segunda posición por la que no debería soterrarse lo descubierto, es defendida por el Colegio de Arqueólogos del Perú Región Sur Este, en cuyo pronunciamiento emitido advierte que se tratan de estructuras de gran importancia y únicas en su género.

«Por sus características singulares, corresponderían a un usno ceremonial de época inka, asociado a fuentes ceremoniales, canales y al sagrado rio Saphy. En la documentación cronística hacen referencia sobre el particular Polo de Ondegardo, Bernabé Cobo, Cieza de León y Felipe Guamán Poma de Ayala».

Como tal, nos encontramos ante un descubierto único, extraordinario; no es más de lo mismo como dicen algunos cusqueños al sentirnse cansados de ver tantas piedras y muros de factura inca, se trata en realidad de un descubrimiento muy particular que amerita un tratamiento urgente, exclusivo y célere. En otras palabras, no es un muro o usno más, es el usno del que hablaban grandes cronistas, y por mas que sea más de lo mismo, igual es obligación del Estado intervenir y poner en valor lo descubierto.

Pese a tanto sustento técnico, profesional y normativo, los principales «soterradores» de nuestro patrimonio se empecinan en sepultar el hallazgo arqueológico de la calle Mantas, en lugar de re impulsar el proyecto de peatonalización del centro histórico evidenciando este tipo de hallazgos. Consideran ellos que no existen recursos económicos, que se modificará el recorrido del Taytacha y que las lluvias deteriorarán lo encontrado.

A los señores «soterradores» de nuestro patrimonio, les decimos que Cusco cuenta con suficientes recursos económicos como para poner en valor éste y otros complejos arqueológicos. Gracias a nuestros muros y piedras incas, Cosituc capta al año alrededor de 64 millones de nuevos soles y Machu Picchu percibe diariamente alrededor de 400 mil nuevos soles, dineros que lamentablemente terminan en Lima la centralista.

Señores «soterradores», en lugar de defender lo indefendible, por el que podrían terminar siendo denunciados, incluso procesados constitucionalmente con una Acción de Cumplimiento, deberían salir en defensa de los intereses del Cusco cuando miles y millones de soles se van a Lima gracias a nuestros vestigios arqueológicos, visitados por miles de turistas que sí se sienten orgullosos al ver este tipo de hallazgos.

Pero tampoco nos digan señores «soterradores» que las lluvias destruirán nuestro patrimonio de Mantas. A ustedes les pregunto: ¿En 500 años no ha llovido en Cusco? claro que sí y bastante, y el deterioro es mínimo por causa de la lluvia en todo el vasto patrimonio cultural que tenemos en toda nuestra región. Nuestros muros incas están sólidamente constituidos que volverán a pasar otros 500 años y seguirán firmemente erguidos para el orgullo de nuestros sucesores.

Lamento de igual forma la posición ambigua del alcalde del Cusco, quien para quedar bien con todos tiene un discurso diferente para la población y otro para los medios, hecho que se evidenció hoy cuando visitó la calle Mantas. Frente a todo el público, hasta habló de poner en valor, pero cuando Cusco En Portada le entrevistó dijo que el «soterramiento va».

Frente a este hecho, me pronuncio categórico y sin ambigüedades a favor de la puesta en valor y en contra del soterramiento. Los cusqueños somos orgullosos de nuestro patrimonio e historia, como tal todo lo heredado de nuestros antepasados tiene que ponerse en evidencia y sacarse a la luz, para el conocimiento de nuestros miles de visitantes y para el orgullo nuestro de tener mas vestigios de esta envergadura.

Carlos Carrillo Berveño.

 

 

 

 

 

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