Las siete culebras y el cazador de gringas
miércoles, 22 febrero, 2017
Me encontré en el centro hace poco con uno de los grandes personajes cusqueños que transita por la urbe con sus revistas bajo el brazo, era cosa de tomarnos un café o unas chelas y conversar sobre los 25 años de haber sido publicado el primer número de su consagrada y ya casi histórica revista SIETE CULEBRAS una de las revistas culturales más logradas y más longevas no solo del Perú sino acaso del mundo hispano. Mario me había dicho que nos encontremos en el mítico café Extra de la calle Plateros pero lamentablemente a esa hora de la mañana estaba repleto así que le propuse vernos en Regocijo y luego ver a donde ir. A la hora prevista llego el buen Mario Guevara Paredes quien luce un look universitario con raya al medio, una casaca de cuero, unas botas de cuero caña alta y un no sé qué, de hippie le otorgan un aire de Brichero contumaz.
Era una mañana esplendida de sol radiante y sentados en una de las bancas nos sorprendió una de esas intempestivas y alocadas garuas, así que nos refugiamos en uno de los acogedores cafés que se hallan en los arcos frente a la municipalidad. Me cuenta que en su época escolar le encantaba escaparse al cine producto de eso repitió 4 años el colegio, aunque el cine probamente avivo y ensancho la imaginación del futuro escritor, ya cuando joven gano varios premios nacionales de literatura y viajaba a menudo por asuntos familiares a la selva cusqueña “creo que mi literatura tiene mucho humor porque he vivido en lugares donde había mucha luz y la vida estaba marcada por el bosque y la vida silvestre” me dice acomodándose su cabello lacio algo crecido.
Hace más de dos décadas atrás publico el libro EL CAZADOR DE GRINGAS “si bien no es una obra basada en mi experiencia personal si tiene algunas cosas que viví por aquella época cuando había crisis y no muchos turistas” comenta mientras hace una pausa para tomar el café que se va enfriando rápidamente, luego haciendo un análisis de los bricheros actuales continua “además el brichero antes era más auténtico, un tipo que reivindicaba la cultura andina y las costumbres ancestrales, hoy solo quieren sacar provecho del turista” termina diciendo casi con algo de enojo este soñador que no dudo en dejar sus estudios de antropología en la universidad para meterse de lleno en su proyecto el sueño de toda la vida “editar una revista” a la que bautizaría como SIETE CULEBRAS “me gusto el nombre además en Cusco hay muchas calles con nombres que llevan el número siete”
Luego del cafecito matinal nos fuimos al bar la Carreta a tomar unas chelas y ya sentados rodeados de sus revistas me muestra la primera revista que publico y también la última “el primer número salió hace 25 años y tenía 16 paginas era en blanco y negro” me dice con nostalgia “la última trae 116 páginas, es a todo color y tengo colaboradores de todas partes del mundo” me cuenta entusiasmado y eufórico mientras fuma uno de los varios lucky strike que tenemos a disposición en la cajetilla. Luego de unos margaritos la conversación se ha avivado, me autografío su libro el cazador de gringas y otro pequeño libro llamado Quechuañol un proyecto que hizo con un amigo suyo, donde de manera sarcástica y graciosa traducen el Runa Simi a la manera de cómo se expresa hoy en día nuestra lengua ancestral en su forma y sonidos modernos. Nos despedimos algo picados reafirmándome que pase una mañana con un tipo de otro tiempo, un cazador de sueños, un profeta de la literatura que se atrevió en su época a narrar de forma magistral acaso el lado más marginal del Cusco turístico… los bricheros.
Por: Armando Álvarez