25 años de ausencia

jueves, 7 julio, 2016

25 años de ausencia

 

El 12 de julio de 1991, el joven docente universitario de la Facultad de Economía de la UNSAAC, Iván Pérez Ruibal, se encontraba calificando pruebas en la sala de profesores de la Ciudad Universitaria de Perayoc. Faltaba muy poco para las cuatro de la tarde, hora en la que él debía entrar al salón de clases.

De pronto, fuertes golpes se escucharon en la puerta. Al comienzo, Iván no hizo caso, pero cuando los golpes se hicieron más intensos, decidió salir para increpar al malcriado que amenazaba con derribar la puerta. Apenas asomó la cabeza, tres balazos impactaron en su cuerpo.

El primer proyectil ingresó por su cuello, el segundo le abrió el pecho y el tercero le destrozó el brazo. Instantes después, Iván exhaló el último suspiro.

El martes de la próxima semana se cumplirán 25 años de la muerte de Vladimiro Iván Pérez Ruibal Rodríguez, quien a sus 34 años de edad ya era catedrático de la Casa Antoniana, regidor de la Municipalidad Provincial del Cusco en la gestión encabezada por Daniel Estrada, presidente de la Federación Departamental de Trabajadores y dirigente regional del Partido Comunista Peruano.

Iván encarnó en su momento la posibilidad de una renovación política y representó un proyecto de sucesión una vez que el qosqoruna dejara el Gobierno Local.

25 años después de la muerte de Iván, es reconfortante saber que su figura y su imagen se mantienen en la mente y en el corazón de miles de cusqueños, pero es también doloroso constatar que aquellos que ocuparon el lugar dejado por el asesinado regidor representaron y representan aún hoy la monumental mediocridad, la inmensa ineptitud y la podredumbre moral.

Si Iván llegó a ser concejal por sus aptitudes políticas, quienes hoy son regidores llegaron a sus escaños porque son proveedores o son sicarios de la decencia.

Ausentes Daniel Estrada e Iván Pérez Ruibal, la conducción de las instancias de poder en el Cusco ha quedado en manos de asaltantes, de filibusteros, de bandoleros y de ladrones de siete suelas y cinco esquinas. 25 años después del vil asesinato de Iván Pérez Ruibal, bien vale la pena un silencio respetuoso y un puño en alto.

Alberto García Campana

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