Catorce años después
lunes, 20 marzo, 2017
El 23 de marzo del año 2003 se fue Daniel Estrada. Con la altivez de quienes saben enfrentar con dignidad incluso a la muerte, el querido qosqoruna se marchó de su casa, de su tierra, de su mundo. El jueves de esta semana se cumplirán 14 años de ausencia, pero también de dolor, de preguntas sin respuestas, de imprecaciones al viento, de reclamos al destino.
Daniel se fue envuelto en el traje de la grandeza, levantando las banderas de la dignidad y la decencia, anticipándose a su tiempo. No debió marcharse. NO había razón para dejar el camino interrumpido.
Consecuente con sus principios y sus ideales, honesto y honrado hasta el sacrificio, militante socialista sin cálculos ni mezquindades, amante de su tierra sin pausa y sin condiciones, el querido qosqoruna, sin embargo, se mantiene fuerte, se mantiene erguido, se mantiene gallardo, se mantiene vivo en la conciencia colectiva.
Fue el mejor alcalde que tuvo el Cusco; fue el representante más lúcido y comprometido que tuvo esta tierra en el Congreso de la República; fue…o mejor dicho es, un grande, un referente, un punto de llegada y de partida, es el verbo que sacude cual tempestad la multitud que aguarda su retorno,.
Han pasado 14 años, pero Daniel Estrada sigue aquí, recorriendo en silencio las calles de su Qosqo, escuchando el rumor de las phaqchas cantarinas, silbando con el viento en las salientes de San Blas y Santa Ana. Daniel no ha muerto. Nunca va a morir.
Alberto García Campana