Escribe Alberto García : Cacheo
lunes, 16 noviembre, 2015De pie, en fila, con orden y disciplina, sin dudas ni murmuraciones, los sospechosos aceptan la humillación pública y el escarnio. Con las manos extendidas hacia arriba en señal de absoluta rendición, sin derecho a reclamo alguno, los sospechosos son sometidos a revisión total, desde la cabeza hasta los pies. Hasta las partes íntimas son tocadas sin remilgo y con desdén.
Se podría pensar que los sometidos al «cacheo» son malhechores cogidos en falta. O tal vez son visitantes al penal de Qenqoro. Solo así se explicaría tanto celo y tanta severidad en la revisión. Pero no se trata de ellos; se trata simplemente de los inmaculados y sin duda castos docentes de la UNSAAC sorteados para ser miembros del jurado en el examen de admisión.
Y ese hecho los convierte en sospechosos comunes, sujetos a los que hay que revisar de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, una y otra vez, palpando las partes sobresalientes de su decadente humanidad. Es así como las laureadas autoridades antonianas garantizan la transparencia del examen de admisión.
Escribe: Alberto García Campana