Pánico
domingo, 6 septiembre, 2015De pronto, el sudor ha empezado a humedecer muchas camisas almidonadas, la transpiración ha dejado huellas delatoras en los pantalones de tela importada. No es que el fenómeno del Niño se venga con todo o que ya se escuchen las trompetas que anuncian el juicio final o tal vez que ya cabalgan cerca los jinetes del Apocalipsis. Sucede, simplemente, que también aquí en el Cusco está calando hondo esa campaña que nació en Huancayo y se extendió como plaga por todo el país: «atrapa tu choro y déjalo paralítico».
Unos están asustados y otros estamos desconcertados. Los choros que pululan en instituciones públicas e incluso las dirigen, creen quer por allí va a empezar la masacre. Ladrones de cuello y corbata, suele decir la gente. Sienten temor esos funcionarios y autoridades porque si los atrapan en plena faena, recibiendo coimas o extorsionando a los proveedores, les va a caer tal paliza que más les valdría no haber nacido.
Y los ciudadanos que estamos alistando al látigo para azotar a los pericotes estamos preocupados porque no sabemos realmente por dónde empezar, y es que hay tantos escondrijos que se necesitaría todo un regimiento de flageladores para castigar a los pillos.
Quizás habría que empezar por el Poder Judicial y el MInisterio Público, o tal vez por el Gobierno Regional y los gobiernos municipales, o tal vez por la Dirección de Transportes, o derrepente por la PNP y las universidades. Sentimos tentación de desollar las prominentes barrigas de los corruptos.
Pero no, al menos los periodistas no debieran coger el látigo para dar de azotes a los ladrones. Ya lo dijo el enorme Ryzard Kapuczinski: la tarea de los periodistas no es pisar a las cucarachas, sino encender la luz para que la gente vea dónde se esconden las cucarachas.
Alberto García Campana