En defensa de Solange
martes, 15 septiembre, 2015Solange es la nueva víctima de la envidia y la maldad. Los espíritus atormentados por la ponzoña que corroe sus entrañas pretenden vacar a Solange. Los habitantes de la ciénaga buscan acallar a una de las voces más claras de la inteligencia local, pretenden manchar una figura sin mácula, intentan vanamente tender sombras sobre una figura sobresaliente.
Solange es sin duda la luminaria más brillante de esa constelación etérea que es el Concejo Municipal del Cusco, último bastión de la decencia pública, foro mayor de los debates que harían palidecer a los aedos de las tragedias griegas. En ese concierto de luminarias, en ese cenáculo de virtudes, Solange es la luz que ilumina las más sabias decisiones.
Dueña de un verbo incomparable, poseedora de una inteligencia superior, Solange saldría victoriosa en un debate con el mismísimo Alan García, inigualable vendedor de sebo de culebra. Destellante proyecto de renovación política, Solange marcha a convertirse en el referente para las futuras generaciones.
Y justamente en estos momentos, cuando se aprestaba a presentar proyector para terminar con la pobreza en el mundo, cuando se halla redactando ordenanzas para parchar la capa de ozono, cuando está a punto de formular iniciativas para solucionar la crisis de los refugiados en Siria, a la regidora Solange pretenden vacarla de su cargo.
Envidiosos, falsos, hipócritas, infieles, eso es lo que son sus colegas del Concejo Municipal del Cusco, pero no podrán nada contra la brillante figura de Solange. Solange revivirá los laureles de Alejandro Romualdo y entonces, para pesar de los mediocres, añadiremos un párrafo a su monumental elegía: Querrán acusarla de negociar ilícitamente con el gobierno regional, querrán negarle su derecho a vender sus bienes a quien la plazca, querrán atentar contra sus elementales derechos humanos, querrán reducir sus inmensas arcas, querrán volverla pobre, querrán vacarla ¡y no podrán vacarla!
Alberto García Campana