Recordando con nostalgia

En junio de 1992 fue inaugurado el monumento al Inka Pachakuteq en el óvalo que lleva su nombre. En junio de 1992 fue entregada al Cusco la recuperación del templo del Qorikancha. En junio de 1992 fue inaugurado el Mural Histórico de la avenida El Sol. En junio de 1992 fueron entregadas al Cusco la Biblioteca Municipal de la calle Santa Catalina Ancha, la construcción de la vía Cusco – San Jerónimo, la avenida Tupaq Amaru, las restauraciones integrales de los barrios de San Blas, Santa Ana y San Cristóbal.

Han pasado desde entonces, 25 años. Un cuarto de siglo ha transcurrido desde que el Cusco recibía el homenaje de sus autoridades en la forma de obras de trascendencia. Hoy, en junio del año 2017, asistimos a la dolorosa agonía de la ciudad que fue, en su momento, referente y estela en el Perú y en el mundo.
La figura de la autoridad se ha devaluado. La imagen del alcalde ha entrado en las sombras. Si hoy se habla del Cusco es para referirse a la inseguridad, a la basura, a la contaminación, al caos. Si hoy se habla del alcalde es para lamentar su insignificancia, para denunciar su abandono.

¿Dónde quedó el Cusco recuperado por Daniel Estrada? ¿Dónde quedó la ciudad de piedra hermanada con Atenas?
En junio de 1992 los cusqueños nos dábamos el abrazo en el primer instante del día 24, y al romper el alba entonábamos nuestro himno. Hoy, quizás nos demos el abrazo, pero es el abrazo del dolor, de la angustia, de la agonía. Se fue la alegría del Inti Raymi; quedó en nosotros la amargura que antecede a la destrucción.

Escribe: Alberto García Campana