Líquenes consumen Tipón
viernes, 30 enero, 2015Una amenaza de tormenta eléctrica nos dio la bienvenida en Tipón, maravillosa obra de ingeniería legada por nuestros antepasados. De lejos, la fauna silvestre marcaba su territorio con el trinar de incógnitas aves y las corrientes de agua –emanadas de la profundidad de la tierra- nos sorprendían con su pureza y la atracción curativa para propios y extraños que con mucha fe beben y humedecen partes de su cuerpo.
Tipón es una impresionante obra hidráulica de la cultura Inca que nos permite entender cómo nuestros antepasados fueron capaces de transportar el agua, mediante conductos de fina distribución, para irrigar extensos campos de cultivo separados en terrazas y andenes. Se trata de una obra maestra de ingeniería que ha merecido el título de “Maravilla de la Ingeniería Civil” en la Asociación de Ingenieros Civiles de Estados Unidos (ASCE).
Después de una obligada parada en la localidad de Tipón, donde es inexcusable degustar de un crocante cuy al horno, ascendimos por una angosta vía asfaltada a la maravilla arqueológica de Tipón. En el lugar nos esperaban la majestuosidad de un sitio monumental, la pureza de un aire fresco armonizado con la belleza paisajística y un sitio enigmático cargado de mucha energía.
Pero también nos esperaba un complejo arqueológico abandonado, enfermo y desprotegido. Esta maravillosa obra de la ingeniería inca sufre la misma dolencia reportada en Machu Picchu hace unos años. Se trata de la proliferación de una plaga de líquenes que invade, preocupantemente, cerca de la totalidad de piedras incas que forman parte de los andenes.
La presencia de algas y hongos no son la única amenaza de Tipón. El complejo luce abandonado, con pastos que germinan de entre las piedras, terrazas descuidadas con hierbas crecidas, conductos de agua destruidos y acondicionados sin criterio técnico de conservación. A todo ello se suman el desinterés por conocer más de Tipón y la escasa promoción de la obra de ingeniería hidráulica mas importante de la cultura inca.
Según algunos especialistas que evaluaron el impacto de la presencia de líquenes en Machu Picchu, “factores externos como la lluvia, el viento, la humedad y la presencia humana son las que originan la aparición de líquenes. Éstos se incrustan en las piedras y las van fracturando capa por capa, penetrándolas para colonizarlas internamente”.
No obstante, la bióloga española Asunción de los Ríos Murillo descartó que el liquen afecte capas internas de la piedra. “La mezcla de hongos con algas solo afecta una capa superficial de las piedras de granito, las que pueden ser eliminadas con láser y biocidas”, sostuvo.
Frente a esta problemática de la proliferación de líquenes, que sí causan daño y deterioro, corresponden al Ministerio de Cultura y a la propia Municipalidad Distrital de Oropesa -que mensualmente percibe ingresos por el Boleto Turístico- realizar urgentes trabajos de intervención a fin de detener el crecimiento de este “cáncer lítico” y darle una mejor imagen a otra maravilla mundial que tenemos los cusqueños.
Carlos Carrillo Berveño