Salvajismo

Martes, 2 de la tarde, Ciudad Universitaria de Perayoc. Tres muchachas caminan distraídamente hacia la puerta de salida que da a la avenida Haya de la Torre. De pronto, numerosos globos llenos de agua surcan los aires y van a caer, algunos, sobre las mochilas que llevan a la espalda, sobre las cabezas y las piernas de las tres jóvenes. Una de ellas tropieza y cae. Las otras tratan de sacar sus cuadernos de las mochilas. Una laptop está totalmente cubierta de agua. La joven mira hacia el lugar de donde salieron los globos. Una veintena de jóvenes, con más globos llenos de agua en las manos, estallan en carcajadas. Celebran su triunfo. Han dado en el blanco. Han dañado la computadora personal de una estudiante. A la otra le han mojado los cuadernos.

Los jovenzuelos ríen, aplauden y celebran. Son estudiantes universitarios. ¿Son estudiantes universitarios? No, son delincuentes, son la más miserable expresión del irrespeto, la más salvaje muestra de la prepotencia, la más repulsiva manifestación de la pobreza moral.
Esos que lanzan globos y agreden a las jóvenes indefensas, no pueden ser estudiantes universitarios así lleven mochilas y se depositen en las carpetas. No pueden ser estudiantes universitarios así muestren sus carnés para ingresar a Perayoc.

Los estudiantes universitarios son aquellos que estudian pero también discuten, que realizan pruebas de laboratorio pero también debaten los problemas nacionales, los estudiantes antonianos son aquellos que resuelven problemas matemáticas pero también se alistan para machar contra la corrupción.
Aquellos que agreden a las estudiantes lanzándoles globos rellenos de agua no son estudiantes de la UNSAAC; son accidentes de la naturaleza, son esperpentos que se arrastran esperando su final.
Fin de la conversación.

Escribe: Alberto García Campana.