DANIEL ESTRADA, TRECE AÑOS DESPUÉS

domingo, 27 marzo, 2016

DANIEL ESTRADA, TRECE AÑOS DESPUÉS

El jueves 24 de Marzo se cumplió trece años de la muerte de Daniel Estrada Pérez. Tres veces alcalde provincial del Cusco y dos veces congresista de la República. Esta puede ser la carta de presentación para quienes, debido a su juventud, no han conocido la vida y la obra de quien con mucho orgullo llevó sobre su figura un término quechua que era toda una filosofía: qosqoruna.
Porque, efectivamente, Daniel Estrada era el qosqoruna, el hombre del Cusco, el referente de un tiempo, el adalid de un momento histórico. Seguramente ya resulta innecesario hablar de las muchas obras que calificaron su gestión como alcalde. Sin duda y sin discusión alguna, fue el mejor alcalde que tuvo el Cusco, y dejó una valla tan alta que no es atrevido decir que pasarán muchos años antes que aparezca alguien como él. Y no es el intento de crear un mito.
Daniel Estrada reunió a lo largo de sus 57 años de vida los fundamentos esenciales de un estadista, de alguien que se anticipó a su tiempo. Basta mencionar tres pilares de su vida política: – Honestidad, que es más que la honradez, pues nunca convirtió las campañas electorales en festivales de promesas ni ferias de ofrecimientos. Fue honesto al no ofrecer nunca más de lo que podía cumplir.
Respeto, porque nunca promocionó su nombre ni su figura, ninguna obra de las muchas que hizo lleva una placa con su nombre, porque siempre estuvo convencido que el dinero que se utilizó en reconstruir la ciudad salía del bolsillo der todos los cusqueños, y ninguna autoridad tenía el derecho de escribir su nombre en proyectos materializados con recursos públicos.
Coherencia, porque creció, vivió y murió socialista, un hombre de izquierda, un militante de las causas populares que nunca se cambió de camiseta y jamás se ubicó en partidos o movimientos ajenos a la izquierda.
Por eso, a llegar a los trece años de ausencia, qué doloroso es comprobar que con la muerte de Daniel Estrada se murió también la decencia en la política, se acabó la transparencia en la gestión pública, con su entierro quedó también enterrada la esperanza. ¡Gloria eterna a Daniel Estrada!

Escribe: Alberto García Campana

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