A propósito de la propuesta de eliminación del voto preferencial
martes, 3 noviembre, 2015Ahora que se discute en la Comisión de Constitución del Congreso de la República, la propuesta de ley que busca eliminar el voto preferencial, sostengo estar en contra de esta iniciativa. El voto preferencial es una clara muestra de democracia dentro de las organizaciones políticas.
Con el voto preferencial, el poder de las dirigencias partidarias queda contrapesado con el voto ciudadano, que elige de una lista no cerrada al o los candidatos de su preferencia, a aquellos que considera los representará, adecuada y convenientemente, en el primer poder del Estado.
Este tipo de votación, obliga a los partidos políticos a conformar sus listas considerando consensos y representatividad de los postulantes, dejando de lado su cercanía a los cerrados círculos de poder dentro de los partidos políticos.
Es evidente que los partidos políticos prefieren a sus allegados, sus viejos dirigentes y muy cercanos colaboradores, entre las primeras ubicaciones de una lista de candidatos. De prosperar la eliminación del voto preferencial, cúpulas seguirán llegando al Legislativo y no aquellos ciudadanos que, en verdad, representen a sus distritos electorales.
A todo esto, sugiero que la votación preferencial debería ser reforzada y fortalecida. Planteó una real votación preferencial, dejando de lado la votación congresal y la famosa cifra repartidora.
Soy de la idea de elegir, en cada distrito electoral, a los candidatos que ocupen los primeros lugares, sin importar la votación partidaria. Por ejemplo, en el caso cusqueño que tiene 5 cupos para el Congreso, los 5 primeros candidatos que gocen de la simpatía popular de toda la región del Cusco, deben ser los que nos representen en el Legislativo.
Basta de votación partidaria, que lo único que promueve es el arrastre de votos. Elijamos a quienes consideramos deberían ser nuestros representantes. Creo que también ya ha sido suficiente con la figura de la cifra repartida solo para aquellos partidos que pasan la valla electoral.
¿Y qué hay de aquellos candidatos, que gozan de la simpatía de los electores, pero que sus organizaciones no pasaron la famosa valla? Con nuestro régimen actual, ellos no pueden llegar al Congreso, pero si prospera la idea que sugiero de eliminar la votación de partido para el Congreso, verdaderos representantes tendrían la posibilidad de estar sentados en una curul.
En consecuencia, la votación preferencial, que repito, debe continuar pero fortalecida, sirve además como un mecanismo corrector de las elecciones internas en los partidos, puesto que el ciudadano elige finalmente el orden de preferencia y quiénes llegarán al Congreso.
Es cierto que la posición económica de los candidatos puede influir, pero no es determinante. También es cierto que la inconsistencia e improvisación de los partidos no tienen por qué pasarle factura a la votación preferencia.
Es obvio que, ahora, el presidente Humala pregona la eliminación del voto preferencial, dolido y resentido porque perdió mayoría en el Congreso con la renuncia de varios nacionalistas.
Carlos Carrillo Berveño