CONGELAR EL CONGRESO
jueves, 9 junio, 2016El congresista Pedro Spadaro oficializó lo que ya se sospechaba: el Congreso de la República le pertenece al fujimorismo. Los fujimoristas son propietarios del legislativo. Y como dueños que son de ese poder del Estado, tienen en sus manos los destinos de la patria.
Frente a esta gravísima situación, no queda sino un camino. Hay que congelar el Congreso de la República. No queda otra. Congelar, desde luego, no es igual a disolver. La disolución es patrimonio exclusivo del fujimorismo. En democracia, la disolución no es posible.
Para no asustar a los que todavía creen que el Congreso de la República sirve para algo, hay que aclarar que no estamos proponiendo meterle candidato al Parlamento. No, para nada. Simplemente, se trata de ignorar por completo a los 130 ganapanes y comechados que se instalarán en sus sillones a partir del 28 de julio próximo.
Hay que hacer de cuenta que no existen.
El país debe avanzar a pesar de los congresistas. Que esos 130 afortunados que se ganaron la elección invirtiendo sus ahorros en la campaña, vivan sin apremios económicos los próximos cinco años. Que vayan al Congreso a hacer lo que mejor saben, es decir dormir, bostezar sin pudor, leer Vanidades, pintarse las uñas y cobrar, cobrar mensualmente sin trabajar. Que sigan haciendo eso.
Y que el presidente de la República empiece a trabajar con los gobiernos regionales y con las municipalidades provinciales y distritales, con las organizaciones sociales, con los colectivos de base. Y ya verán que después de algunos meses, todos nos daremos cuenta que el Congreso de la República no sirve absolutamente para nada. Pero no hay que tocarlos a los congresistas, porque si hacemos lo que hizo Fujimori en 1992, convertiremos a esos parásitos en mártires de la democracia.
Escribe: Alberto García Campana.