Mollohuanca: Preso de la insanía y persecución de un gobierno que se vendió al poder económico
lunes, 7 marzo, 2022Recuerdo con claridad meridiana cuando Oscar Mollohuanca se enfrentó al Poder. Al Poder que representa el Estado y los poderes fácticos posicionados en grupos económicos que dominan el país desde hace mucho tiempo. Por entonces, era alcalde de la Municipalidad Provincial de Espinar, y desde la posición que tenía, debía ponerse sobre los hombros la defensa de su pueblo que denunciaba contaminación ambiental contra una empresa minera que opera en la zona.
Su temple le pasó factura y terminó encerrado en las mazmorras de Ica, una región que no tenía jurisdicción ni competencia para ver su caso, pero es allí donde fue procesado por los delitos de secuestro, coacción y disturbios. Todo ello pasó a mediados del 2012 y fue el gobierno de Ollanta Humala que se presentó a toda la maniobra persecutoria, con tal de silenciar al valiente alcalde, al punto que el gobierno inmediatamente dispuso de un helicóptero para que sea traslado de Espinar a Cusco y de Cusco a Pisco, y luego vía terrestre a Ica.
En Cusco lo esperé en el aeropuerto Velasco Astete. Debí treparme un muro contigüo del aeropuerto para registrar su arribo y desde mi ubicación capté a Mollohuanca enmarrocado, en medio de dos efectivos policiales armados y con chalecos antibalas, detenido él cual delincuente, abatido y con el rostro herido, a la altura del pómulo, por el impacto de un perdigón que pudo haberlo dejado ciego. Por entonces trabajaba en La República.
Allí estaba Mollohuanca. Preso de la insanía y persecución de un gobierno que se vendió al poder económico y que no era capaz de interceder por su pueblo y su gente que denunciaba contaminación a la empresa minera Tintaya. No le quedaba sino someterse a esos poderes que nunca lograron probar su culpabilidad, durante años de eterno proceso judicial fuera de su provincia y región.
Tertulia Política
También recuerdo la vez que con él coincidí en un bar de la plaza de armas de Santo Tomás, en Chumbivilcas, antes de la pandemia. Él realizaba algunos proyectos municipales en dicha provincia, yo estaba de paso por mi tierra. Nos encontramos y decidimos juntar nuestras mesas y amistades para compartir algo, fue una noche de tertulia política, combinada con un par de mates calientes para hacerle frente al galopante frío de la temporada.
Descanse en paz don Oscar. Las pocas veces que tuve la oportunidad de conocerlo, siempre supe que era un tipo sencillo, humilde, de pueblo y trabajador. Un abrazo hasta el cielo.
Por: Carlos Carrillo Berveño