¡Somos importantes!
jueves, 14 abril, 2016Los que ayer éramos terrucos, apestados, manipuladores de los pobres, promotores de la violencia, opositores al desarrollo, salvajes, incivilizados y que nunca habíamos trabajado en nuestra perra vida, hoy somos ciudadanos con quienes se puede dialogar.
Los que ayer éramos considerados poco menos que delincuentes, hoy somos personas que tienen una visión distinta del desarrollo. Los tirapiedras y rompevidrios de ayer hoy somos peruanos con una mirada distinta del país.
Los que ayer éramos vistos como la encarnación de satanás, hoy somos considerados como almas que aún pueden ser redimidas.
¿Qué hizo tal milagro? ¿Qué sucedió para que el lobista y la hija del reo cambiaran tan radicalmente el concepto que tenían de nosotros antes de la primera vuelta? ¿Puede ser que reconocieron su error, que estuvieron apresurados al insultarnos a diario por los mastines que amaestraron en los pasquines que controlan?
Pero, la explicación al parecer no pasa por allí. Sucede, simplemente, que el candidato ensamblado en el extranjero, que tiene el pasaporte y la nacionalidad de los Estados Unidos, quiere nuestro voto para la segunda vuelta.
Y la primera dama de la corrupción, la que estudió en el extranjero con el dinero que su padre nos robó a todos los peruanos, la que permitió que torturen a su madre, ella también quiere conquistarnos para que le demos nuestro voto el 5 de junio.
Sucede, sin embargo, que ni uno ni otra nos va a hacer cambiar de opinión. Estamos convencidos que ambos son batracios del mismo charco, los dos son animales de la misma especie. Tienen por escudo el dinero y por ideología el atropello a los pobres.
Ambos son desechos del mismo botadero. Y por eso, perderán el tiempo si intentan convencernos para darles nuestro voto en la segunda vuelta.
Nuestra postura firme de dignidad y decoro, de decencia y de limpieza, nos impone una actitud digna en la segunda vuelta: a ambos candidatos los responderemos con la misma moneda con la que nos pagaron en la primera vuelta, y con voz enérgica los mandaremos a donde ya se imaginan.
Alberto García Campana